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Perdonar y pedir perdón es un acto valiente que alivia alma y corazón

Foto del escritor: Lic. Sony MártelLic. Sony Mártel

No hay mayor sensación de tranquilidad que perdonar y pedir perdón. Las heridas se cierran y se alivia el alma y corazón. Perdonar y pedir perdón es un acto valiente para quien tome esa decisión. El perdón alivia alma y corazón. Pero nadie dijo que es fácil perdonar. Conceder el perdón es quizás una de las luchas más temibles que se pueden librar en nuestro interior.


¿Qué es el perdón?

El perdón es una decisión valiente, consciente y deliberada, en la que se dejan atrás esos sentimientos de enojo, de resentimiento o un deseo de venganza contra alguien que te ha hecho daño. El perdón a menudo se le da a alguien que no quiere o no merece su perdón, por eso puede resultar muy difícil a veces.  El perdón significa que, sin importar si el ofensor merece o desea ser perdonado, usted está listo para liberarse de todo ese deseo de venganza o de que las cosas malas vengan a la persona que te lastimó y seguir adelante con tu vida. La persona que te lastimó no tiene que aceptar su perdón, disculparse, o admitir su error o su culpa. El perdón es, en última instancia, un regalo para usted mismo.


Lo que significa perdonar:


Perdonar es

- Un regalo, tanto para la persona que te hizo daño como para ti mismo. - Una decisión consciente de corazón abierto. - Un deseo de avanzar y seguir adelante. - Liberación del deseo de venganza, del rencor o resentimiento. - Paz y tranquilidad del corazón.


Lo que NO significa perdonar:

Perdonar NO es

- Olvidar el dolor causado. - Excusar el comportamiento del ofensor. - Conciliación de la relación. - Perder. - Fácil


Sin perdonar hay un peso para nuestro camino.

Vivir con algún rencor es como caminar por la vida con una herida abierta que no sana, que sigue sangrando y que corre el riesgo de infectarse y de comprometer otros órganos. Algo que hace pesado y también amargo nuestro andar, pues además de las múltiples preocupaciones que tenemos cada día, está el recuerdo del daño causado y en muchos casos, el deseo de vengarnos. Y a veces, sin darnos cuenta, estas ideas deterioran nuestras relaciones con los demás y también con nosotros mismos.


"Perdonar pareciera de pusilánimes. En nombre de la justicia podemos decir: "esto es imperdonable" pero cuando nos miramos a nosotros mismos, nos encontramos con nuestra fragilidad y descubrimos que por el mal uso de nuestra libertad hemos hecho sufrir a muchas personas, solo ahí podemos preguntarnos: ¿quién soy yo para negarle el perdón a alguien?"


El alivio del perdón.

¡Y no hay mayor sensación de tranquilidad que perdonar! Las heridas se cierran y el andar se aligera. Siente uno un alivio similar al de pagar una deuda. ¡Con la diferencia de que el perdón es gratis! El perdón no es la actitud ingenua de quien acepta con resignación o tolerancia el daño recibido. Es, más bien, la actitud sincera de quien quiere apostar por el otro, acogerlo y ayudarlo a cambiar y a sanar sus heridas


Perdonar y pedir perdón es un acto de valientes.

De gente que ve las consecuencias de los errores y de las malas intenciones pero de quien las trasciende y no está teniendo en cuenta las deudas que los demás tienen con él.

La justicia es dar a cada quien lo que le merece y por ello perdonar es justo, porque todos, por más grandes que sean nuestras faltas, si estamos de corazón arrepentidos, podemos pedir y ofrecer el perdón.



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