¿Qué son los delirios?
Un delirio es una falsa idea que una persona mantiene a lo lardo del tiempo con una gran convicción. Esta idea no es modificable ni por evidencias empíricas en contra ni por argumentos lógicos. Los delirios poseen dos características: irreversibilidad e incorregibilidad. Ambas características hacen referencia a que la persona cree en su delirio y no tiene dudas sobre su veracidad. Por otro lado, aunque a la persona se le muestre con pruebas objetivas que su delirio es falso éste no será alterado, y por último, la experiencia del sujeto difícilmente modificará el delirio.
Para que la idea falsa se pueda considerar de tipo delirante, será necesario que no se pueda justificar por un contexto político, social, religioso o cultural y que no sea compartida por los diferentes miembros del grupo cultural o social al que pertenece. El delirio causa malestar en la vida de la persona e interfiere de forma notable en su día a día. Por ejemplo, es capaz de no salir de casa porque piensa que puede ser objetivo de una conspiración para robarle las ideas. La diferencia entre un delirio y las ideas obsesivas es que la persona que posee una idea delirante no intenta evitar estas ideas ni considera que no tengan sentido. Los delirios se cumplen especialmente en los trastornos psicóticos como la esquizofrenia o el trastorno delirante.
Tipos de delirios
Los delirios se pueden clasificar según su contenido o temática. En muchas ocasiones, el contenido de los delirios suele ser fantástico o bastante improbable. Es importante tener en cuenta que diferenciar un delirio de otro en ocasiones puede ser complicado, ya que en ocasiones pueden solaparse las diferentes categorías.
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Delirios persecutorios o paranoides
La persona siente que es perseguida y también puede sentirse amenazada por personas o instituciones con el objetivo de causarle algún daño. Este tipo de persecución puede ser de dos tipos: físico o psíquica. La persecución física puede ir desde la creencia de una amenaza de muerte tanto hacia él como hacia su familia. La persecución psíquica gira en torno a la creencia de alguien quiere causar un daño moral. La persona puede llegar a pensar que las estrategias de persecución pueden ir desde micrófonos ocultos, cámaras de vigilancia, incluso a través de la telepatía.
Delirios de referencia o autorreferencial
En este tipo de delirio la persona se cree el centro de todo aquello que ocurre entorno a él. Piensa que la acción de los demás se dirige a él. Quien padece este tipo de delirios puede pensar que el contenido de las noticias hacen referencia a él o que los vecinos más cercanos hablan mal de él a sus espaldas. Este delirio puede tener un matiz persecutorio ya que la persona puede creer que los demás no sólo hablan de él sino que lo persiguen.
Delirios religiosos, místicos o de posesión
Quien padece este tipo de delirio puede llegar a creer que es Dios o que está poseído por algún demonio.
Delirios de control o de influencia
La persona que padece este delirio puede llegar a pensar que sus pensamientos, sus sentimientos y sus acciones están controladas por una fuerza externa como pueden ser el FBI, la CIA, los extraterrestres… Este delirio también puede llegar a ser persecutorio en el que la persona cree que le quieren hacer un daño físico o moral.
Delirios de significación
Se trata de un delirio en el que la persona le da significados especiales a los eventos del día a día. Sólo la persona sabe lo que significa lo que ocurre. Una de las interpretaciones más comunes es que son pruebas que hay que ir superando. La persona puede interpretar que una gran cantidad de eventos que le ocurren a lo largo del día tienen algún significado y debe ir descifrándolos para averiguar el significado especial.
Delirios de Capgras o ilusión de Sosias
La persona cree que las personas más significativas que hay en su entorno han sido sustituidos por impostores que son dobles. Como afirman Strobbe-Barbat, Macedo-Orrego y Cruzado (2019): «existe la delusión de que un impostor ha tomado el lugar de una persona conocida, reconociendo la similitud física entre ambas, aunque recalcando sutiles diferencias entre ambos que permiten al paciente distinguir suspuestamente a uno de otro».
Delirios somáticos, corporal o hipocondríaco
El cuerpo es el centro de este delirio. La persona puede creer que alguno de sus órganos están podridos, o que sufre una enfermedad incurable. Un tipo especial de este delirio es el de infestación o de posesión zoopática, en el que la persona cree que está infectado por pequeños animales o insectos que no le dejan vivir con normalidad. Puede llegar a observarse o rascarse aludiendo a que son los insectos que tiene bajo la piel.
Como describe el DSM-V (2014): «el tema central del delirio implica funciones o sensaciones corporales. Los delirios somáticos pueden aparecer de diferentes formas. Las más habituales son las creencias de que el sujeto desprende un olor repugnante, de que hay una infestación de insectos sobre la piel o debajo de ella, de que hay un parásito interno, o de que hay partes del cuerpo que no funcionan».
Delirios de negación, nihilista o síndrome de Cotard
En el delirio de Cotard la persona puede creer que le faltan partes del cuerpo como el corazón o el propio cuerpo, o incluso puede llegar a pensar que ha fallecido. Por otro lado, la persona también puede pensar que es incapaz de morir. También puede englobarse en este delirio la creencia de que los otros no existen o que el mundo tampoco existe.
Delirios querulantes o de reinvindicación
La persona cree firmemente que no se respetan sus derechos como ciudadano, por ejemplo, no se le respeta en el ámbito sanitario, judicial, etc. Una de las características más típicas de este delirio es la cantidad de denuncias y reclamaciones que puede llegar a realizar la persona.
Delirios celotípico o de celos
La persona siente celos de forma frecuente porque cree firmemente que su pareja es infiel o intenta serlo de forma continua. Por otro lado, este tipo de delirio suele ir acompañado de la búsqueda de pruebas para demostrar la infidelidad.
Delirios erotomaníaco, erótico, de amor o síndrome de Clérambault
Quien lo sufre cree que es amado por otra persona que, por lo general, suele ser alguien superior en la jerarquía laboral o alguien famoso, por ejemplo, un actor. La persona suele culpar a terceros de que la relación no funcione. Una conducta que suele llevar a cabo quien lo padece es intentar ponerse en contacto con su «amado/a», lo que en ocasiones puede llegar a acarrear problemas legales.
Delirios de grandeza o megalomaníaco
La persona se valora de forma desproporcionada y cree que posee capacidades, posesiones o habilidades extraordinarias. Por ejemplo, puede llegar a creer que su belleza es deslumbrante o que posee una inteligencia fuera de lo común.
Delirios de ruina
La persona que lo padece tiene la creencia de que vive en un estado de pobreza económica, sin tener las necesidades más básicas cubiertas ni ahora ni en un futuro cercano. Con frecuencia, este estado de ruina se extiende a la familia.
Delirios de culpa o pecado
La persona cree que merece tener un castigo. La idea que predomina es que es responsable de acciones que son imperdonables y por ello merece el castigo, incluso puede llegar a merecer el castigo la familia.
Delirios compartidos, inducidos o folie á deux
Se trata de un delirio compartido por un tercero o terceros. Por lo general, suelen ser familiares aquellos que llegan a creer el delirio. Es una idea delirante que suele presentarse en grupos de familias aisladas socialmente y con delirios que poseen cierta lógica y coherencia.
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